Esta industria es cruel.
La vida de un videojuego suele ser corta e intensa (en el mejor de los casos), o corta y anodina. Siempre hay títulos que se salvan, que permanecen entre los vivos cuando sus compañeros han muerto. Pero son la excepción.
Situémonos. Un videojuego sale al mercado, vende lo que sea, llega hasta la siguiente campaña y tiene un último destello como versión económica. Podemos decir que la vida mercantil es de un año y medio, más o menos.
Un año y medio para años de desarrollo y esfuerzos. Es triste, verdad? Comparémoslo con las películas y los libros. Éstos son eternos; seguimos leyendo libros escritos hace siglos y viendo películas de los 50. Para ellos no hay una tumba esperando. Sin embargo, para nuestros pobres amigos el futuro es negro. Sí, todos sabemos que aún se venden GTA IV o Modern Warfare 2. Pero dónde están los Viking, los Sturmovik, los Mafia 2? Me diréis, "pero sólo los libros y películas buenos sobrevien", y os diré "los libros malos y las películas malas no tienen años de desarrollo detrás; no tienen el esfuerzo que tiene un videojuego". El Mafia 2 es un buen juego; no es la rehostia, pero se disfruta. No podríamos compararlo a un mal libro. Pero su ciclo vital se ha acabado, y con él el esfuerzo y trabajo de 150 desarrolladores, una ciudad entera que parece viva y un sistema de tiroteos muy atractivo.
Aunque todo esto está cambiando. Los clásicos están volviendo, para mi sorpresa. Gracias a las tiendas virtuales se están recuperando juegos de la primera PlayStation o titulazos de PC. Y yo me alegro mucho.
¿Por qué? Por que los juegos se merecen una vida más larga, no ser la estrella que brilla intensamente y muere. Merecen un retiro agradable, en una residencia cerca del lago Toluca. Todos esos títulos que nos hicieron sentir, que nos brindaron horas y horas de diversión, merecen ser conocidos por las nuevas generaciones. Esperemos que puedan ver más allá de los gráficos; si no, ellos se lo pierden.
Esto me ha quedado muy sentimentaloide. En la próxima entrada tendré que volver a mi retahíla habitual de insultos y blasfemias.
En parte lo veo lógico. Mafia 2, como dices, se lo han cargado los propios desarrolladores al dejar el juego tan pensado para DLCs... Y muchos juegos salen por seguir el género que está de moda (shooters en ésta pero en las anteriores era yo contra el barrio, plataformas) además de que este hobby sigue tratado un poco como de "segundas" en mi opinión (y más ahora con el efecto Wii).
ResponderEliminarPero por otra parte, sí es cierto que en cuanto se pasa el "BOOM" ya es como si ni existiera... Si se hiciese estas navidades una encuesta de los mejores juegos de esta generación, saldrían los cercanos a esas fechas cuando durante el resto del tiempo han salido cosas muy muy muy buenas.
Lo noto ahora especialmente que me espero a que los juegos estén a buen precio de importación o aquí rebajados. Así que me ves después de muchos meses jugando al RDR que tuvo muchísimo impacto cuando salió y ahora ya están todos pensando en el LA Noire (que tiene muy buena pinta, todo hay que decirlo) o en el juego hypeado de turno.
Como el primer Dead Rising que cuando salió a mi me pareció increible (y en general tenía buenas críticas) y eso que lo jugué tiempo después... pero de ése se acordarán cuatro lo muchísimo que llamó la atención en su momento.
La verdad es que con lo que he dicho, lo resumiría a que creo que es porque la mayoría de juegos últimamente son casi de usar y tirar: los Call of Duty sabes que al año siguiente habrá uno nuevo, los Fifa igual con mejoras o plantillas actualizadas, otros son campaña corta y todo online hasta que pierda fuelle, etc... Si es que he leido a mucha gente quejarse de los RPGs o J-RPGs por tener mucho texto (o Bioware dijo que Dragon Age 2 ha visto reducida su duración por las quejas en la primera parte...).
Me quedo especialmente con tu último párrafo; ¿gente que se queja porque hay mucho texto? QUEMADLOS.
ResponderEliminarY llevas razón, no entiendo cómo el fifa es superventas cuando no tiene NADA de nuevo el hijoputa. Y los call of duty, me preguntaba si la gente no se cansa; yo lo he dejado ya (no sé si volveré, pero es que me he hartado).
Qué tiempos estos...