Soul Reaver

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Intro Soul Reaver
Hace nada menos que 12 años Eidos lanzó al mercado la segunda parte del Blood Omen, un juego para PC que relataba la historia de un tal Kain y el destino de la tierra de Nosgoth. La secuela se llamó Legacy of Kain: Soul Reaver, y resulta que es uno de los mejores videojuegos de la historia.
El eje sobre el que gira Soul Reaver es la venganza. Raziel no desea más que vengarse de su asesino y señor, Kain, y de sus hermanos, que no dudaron en arrojarle al Pozo. Lo que él no sabe es que es una marioneta, una miniatura en manos de grandes jugadores, y que el Destino espera pacientemente.

Gráficamente fue un hito para la época. La primera Playstation era la reina indiscutible, y los grandes títulos llenaban el catálogo. Soul Reaver tenía unos gráficos muy sólidos, una ambientación magistral y un modelado de personajes muy detallado. Durante toda la aventura tienes que viajar entre el mundo material y el espectral, un reflejo retorcido de aquél. Pues bien, la transformación de los mundos es extraordinaria, viendo en tiempo real cómo las paredes se comban, los pilares se retuercen y el suelo se resquebraja. Recordemos: 32 bits, juegos de 500 megas. Era maravilloso.
Los personajes están muy bien hechos; mención especial a tus hermanos, que hacen de final boss. Melchiah es una masa enorme y retorcida, Zephon recuerda muchísimo a la Reina Alien, Rahab es muy parecido a Padre Dagon y Dumah es un guerrero enorme. Cuando les derrotamos, en combates que mezclan habilidad y astucia, absorbemos su alma y ganamos su poder característico.




Melchiah












Zephon















Rahab














Dumah









Los escenarios son enormes y altamente explorables. De hecho, se trata de un juego muy poco lineal, con muchos extras por descubrir y localizaciones que revisitar para acceder a zonas que antes no podías alcanzar. En busca de tus hermanos viajas por Nosgoth, entrando en los territorios de cada clan: la Abadía Hundida, la Necrópolis, la Catedral Silenciada y la Ciudad en Ruinas, además de otros territorios que enlazan con ellos o son opcionales, como la Ciudadela Humana.
El control es un poco duro para los estándares de hoy, pero la libertad de la cámara (toda una hazaña en aquellos tiempos) y la respuesta al pad son muy buenos. En algunos casos desespera, si bien se trata de un juego difícil, tanto en su vertiente de control como de resolución de puzzles. Puzzles que a la generación presente le causarían dolor de cabeza, sin duda; algunos son particularmente complicados.
La banda sonora es una obra maestra, pieza por pieza. Cada clan tiene una música asociada, y las distintas partes de cada territorio tienen variaciones sobre la misma base instrumental "de clan". A día de hoy estoy a la espera de encontrar una banda sonora tan oscura, ambiental, majestuosa y épica como ésta (Vampire: Blodlines se le acerca). Una maravilla, en serio.
La ambientación es otro punto en el que Soul Reaver destaca. Desde la laberíntica catedral llena de vampiros aracnoides hasta la abadía hundida, de la que sobresalen torres por encima del agua; las grandes máquinas llenas de óxido; la ciudadela humana, con sus habitantes huyendo nada más verte; Nosgoth está vivo, o más bien moribundo, pero en todo momento tienes la sensación de estar de lleno en él.
No puedo hablar de la historia, porque abarcaría un post entero (y resumiendo mucho). Centrándonos en este título (recordemos que se trata de una saga de 5 videojuegos) podemos decir que el guión es sublime, usando un lenguaje elevado que contrasta con la decadencia y monstruosidad de los protagonistas. Los encuentros con los hermanos de Raziel son memorables, así como las escenas en las que se enfrenta a Kain. Hasta casi el final no te das cuenta de que no estás jugando a un juego de venganza, sino siendo utilizado para intentar cambiar el destino.

Soul Reaver es parte de una de las mejores sagas de la historia del videojuego, y así lo atestigua doce años después. Una pena que el proyecto acabara y que, probablemente, nunca veamos el final.
La Historia detesta la paradoja.