Sucker Punch

He ido a ver Sucker Punch y, como es habitual en mí, iba sin saber nada de la película. Prefiero sorprenderme que ir con veinte tráilers a la espalda y sabiendo cómo va a acabar. Análisis libre de spoilers.
La película sorprende. El principio está muy bien narrado, aunque llega un punto en el que se hace confuso. Y entonces llega la locura.
Hay dos partes a diferenciar en Sucker Punch, quizá incluso tres. Está la trama y están las flipadas. La trama es justita y da más de sí por la enrevesada forma de contarla que por profunidad del argumento. Las flipadas son tan espectaculares que no tengo palabras. Baste decir que hay que ir sin ningún tipo de prejuicio al cine; absteneos los que no soportéis los videojuegos (que obviamente no leéis esto, porque sería un dolor en el culo, o es que quizá os mole el dolor en el culo, vaya usted a saber). Por momentos es extremadamente absurdo, pero a mí me tenía babeando intensamente.
El reparto hace una cosa muy bien, y no es actuar. Las chicas son muy atractivas y se pasan la película en outfit de stripper o en uniforme militar de fantasía, para gozo y disfrute de los amantes del cuerpo femenino. En lo que respecta a actuar, no hay oscars a la mejor actriz, pero hacen muy bien lo que tienen que hacer bien: fliparse.
La banda sonora está muy bien, se integra perfectamente con la película, a veces de forma magistral.
Visualmente es una maravilla. Como todos sabréis el director es el mismo de Watchmen y 300, películas para las que sólo tengo palabras de adulación y amor. Pues en Sucker Punch no decepciona. La estética es gloriosa y las escenas de lucha asombrosas, impactantes y acojonantes.

En resumen: recomendada para los que disfrutan del cine espectacular, con tiros, explosiones y muerte. El problema es que puede decepcionar a este espectador por la cantidad de metraje de trama, y decepciona absolutamente al espectador sesudo de cine independiente austrohúngaro.
Para decidiros, ved esta imagen.