Uncharted 2: el reino de los ladrones

Tras esta traducción libre (el original se llama "among thieves") se encuentra la segunda parte de Uncharted, el juego de aventuras/acción que impulsó a Naughty Dog en los caminos de la nueva generación de consolas.
Esta segunda parte nos traslada a una localización muy apartada de la anterior; nos moveremos por Borneo, Nepal e incluso Shangri La, ciudad mítica. Spoilers, todos los del mundo.

Uncharted 2 aporta más horas de juego, mejores gráficos y más trama. Sin embargo, y a riesgo de ser impopular, me quedo con la primera parte.
Quizá sea porque la historia de El Dorado me interesaba mucho más que las cumbres de... de... del sitio donde va culminando Uncharted 2, que sinceramente no recuerdo. La relación de Drake con su antepasado, el descubrir qué ocurrió, incluso ver su cadáver me atrajeron más que las veladas alusiones de Marco Polo y las cantidades industriales de resina.
A nivel gráfico, como decía, tenemos una mejora sustancial. Los escenarios siguen siendo impresionantes, y sigo flipando cuando hay una panorámica de las vistas. Tan sólo por esto ya merece la pena jugarlo.La trama es más enrevesada, aunque no estoy seguro de si hacía falta. Aparecen personajes de la anterior entrega, por supuesto, y hay un par de adiciones; Flynn, un secundario plano y absurdo; Lazarevic, el malo más malo de la Historia, muy soviético; y Chloe, la chica, que por supuesto no podía ser feúcha y fondona.
Sully aparece pero deja paso a los "nuevos", Elena se mete de por medio con un tipo que lleva fecha de caducidad, y mientras Drake hace malabares con su vida personal y con una daga muy importante.
Aparecen los nazis, y muy bien metidos, todo sea dicho. La expedición de la Ahnenerbe al Tíbet fue real, lo que le da al juego un toque muy interesante. Sin embargo, que uno de los expedicionarios siga en una aldea de pueblerinos me chocó bastante, y que su ayuda se limite a morir no da mucho de sí.
Tenemos unos yetis bastante horrendos intentando matarnos en las montañas, y eso me moló bastante; pero resulta que son tipos disfrazados, lo que me decepcionó bastante también. El origen de estos tipos viene de comer resina mágica , bastante menos interesante que la maldición de El Dorado.
Lazarevic es muy malo, pero está bien escogido. Un militar con mucha pasta que desea más poder y no se detiene ante nada: llega a provocar una guerra civil para seguir con la búsqueda de Shangri La. Poco carismático pero muy efectista.
El control se ha pulido mucho y muy bien. Ya apenas he tenido caídas absurdas, y el juego se deja disfrutar de forma fliuda. Los tiroteos siguen siendo bastante buenos, además. En este aspecto la mejora es enorme y agradecida.
La banda sonora me impresionó menos, aunque de nuevo lo achaco a mi gusto por las colonias españolas del Imperio y mi indiferencia hacia los mitos tibetanos.
La exploración sigue siendo un apartado por sí mismo, y los pequeños tesoros se han escondido de forma más retorcida. Ahora hay que estar muy al tanto de posibles desviaciones del camino que, si bien no son necesarias para avanzar, esconden estas cosas que reportan bonus para las siguientes partidas.
Las escenas de acción son impresionantes. Desde huídas a muerte hasta derribos de Hind-D, no dejan respiro al jugador. El capítulo del tren es especialmente memorable, y el principio del juego creo que está muy bien presentado.
Odio a Flynn y la escena absurda en la que detona una granada de fragmentación mientras Elena sufre remordimientos.
En resumen, tenemos una muy buena segunda parte, con más y mejor. Gustará a los que disfrutaron con El tesoro de Drake y a los que se acerquen por primera vez a esta saga.

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