viernes, 20 de enero de 2012

Campo de batalla: internet

Esta entrada no trata sobre videojuegos. Trata sobre qué está pasando y qué puede pasar.
Salvo que viváis debajo de una piedra habréis oído hablar de la ley SOPA y la ley PIPA, de cómico nombre. Deberíais saber a qué hacen referencia, pero un resumen muy parco es que se trata de unas leyes sinde a lo grande. Esto es, tratar de regular internet por parte de gente que no sabe qué es internet.
Primero, la excusa. En este caso los piratas, como hace tiempo lo fue el terrorismo. El gobierno arranca cada vez más libertades con la excusa de proteger a sus ciudadanos. Esta hipocresía tan sucia convierte a los disidentes en herramientas para aumentar el control sobre la ciudadanía. Seré claro: a los gobiernos les vienen bien el terrorismo, la piratería y las epidemias.
Segundo, los supuestos damnificados. Dejando a un lado el terrorismo, que por supuesto tiene damnificados (los habitantes de un país, en lugar de la clase gobernante, cómo no), la piratería por lo visto causa pérdidas petamillonarias a las industrias discográfica, cinematográfica y de videojuegos. Nada en el mundo da más asco que la industria discográfica, esa panda de buitres que funcionan como una mafia de los años 30 y además están amparados por la ley.
Pues bien, estas cifras de pérdidas (a veces infladas por las propias compañías; leí hace tiempo en ALT1040 que Sony pictures tenía cientos de miles de descargas de sus propias películas) provocan que Rupert Murdock tenga tres coches menos, así que algo hay que hacer. Al gobierno se la pela, pero entonces se da cuenta de que con la excusa de que hay gente sufriendo puede meter baza y aliviar todas esas penas mediante una ley que vele por su seguridad. Tachán. La FOX pondrá mucha pasta en la campaña electoral del senador republicano de turno y éste saldrá ganando por partida doble.
Una cosa que me hace gracia es que se castiga al que vende la herramienta, no al que la usa de forma fraudulenta. Ejemplo: yo vendo martillos. Un día, un tarado me roba un martillo y lo usa para machacar repetidas veces el cráneo de un pobre transeúnte. Entonces llega el gobierno y me encarcela. ¿Qué es si no el caso de megaupload? Una herramienta que sirve para intercambiar archivos es usada de forma (supuestamente) fraudulenta y, en lugar de perseguir a los infractores, se cierra la página y se detiene a sus dueños. Acojonante.
Tercero, la solución. Una persona que no sabe lo que es un sistema operativo se pone a legislar, y como sabe que no sabe nada pues manda todo a la mierda. "Pon ahí "cualquier página con enlaces a cosas con copyright" y así nos vamos pronto de putas, Ben". Este disparate mayúsculo por lo visto no es importante para la mitad de la sociedad norteamericana.
Y esta no es la solución. Les voy a hablar de Steam. Steam es una plataforma de descarga LEGAL de videojuegos. Gracias a una interfaz muy buena, un catáogo enorme, unos precios ajustadísimos, unas promociones increíbles y una preocupación por el cliente ejemplar, Steam registra un crecimiento de ganancias del 100% por segundo o tercer año consecutivo. Insisto: Steam vende videojuegos mediante descarga, de forma legal, y la gente lo usa.
Pues en lugar de prestar atención a esto, se plantan con su modelo de negocio del siglo pasado y pretenden que nada cambie. Pues así no, señores. Así no. Estoy llamando a gritos a la sensatez, pero parece que se fue del planeta. En lugar de tratar al cliente como lo que es, la persona que te da de comer, lo tratan como una zorra de la que disponer a su antojo. Entonces el cliente pasa de sus culos y se pone a descargar cosas gratis. Y eh, chicos de Apple, un euro por canción no es un buen precio, si me aceptáis el consejo. Ya que lo intentáis, hacedlo un poco mejor.

En fin. La entrada me ha quedado un poco desorganizada, pero intento decir muchas cosas sin ocupar demasiado espacio y me lío. Resumen: que no os quiten internet, uno de los pocos sitios realmente libres que quedan en el mundo.

2 comentarios:

  1. una gran entrada, tienes mas razon que un santo, pero lo malo es que una vez se fue la sensatez esta no volvera.

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