Me encanta la tecnología. Es una de las mejores cosas del siglo XXI. Internet, los videojuegos, la robótica, los escáneres corporales. La tecnología es la hostia.
Sin embargo, últimamente estoy teniendo ramalazos ludistas. Yo, que desearía ser descargado en un androide, renegando de la máxima expresión de la perfección. ¿Qué me está pasando?
El problema es del acceso. De la democracia tecnológica. Ahora, cualquiera puede acceder a las más sofisticadas formas de comunicación (vale, cualquiera con mínima solvencia económica, pero cualquiera en el primer mundo al fin y al cabo). Desde su smartphone o su tablet pueden visitar cientos de miles de páginas, y lo que es peor, opinar. Todo aquél con un teclado puede opinar sobre cualquier cosa, como si El Pueblo entendiera de astronomía, de física, de psicología, de medicina.
Un grupo de facebook que se llame "la homeopatía cura" puede tener perfectamente miles de seguidores. Miles de personas opinan, sin tener ni puta idea, que la homeopatía cura enfermedades y es buena. Y claro, un pobre internauta un día es asaltado por una sugerencia de facebook de este tipo, y puede pensar "si tanta gente lo sigue tiene que ser cierto". Lo mismo pasa, por ejemplo, con grupos homófobos, anti-abortistas y gilipollas en general. El Pueblo opina y el individuo, cada vez más atiborrado de información, es incapaz de digerir y acaba vomitando.
También detesto este gran estudio de mercado gratuito en el que nos vemos envueltos. Desde el historial de webs que visitas hasta los grupos de facebook a los que perteneces, empresas de todo el mundo se frotan las manos mientras piensan "benditos imbéciles". No es ningún secreto que la publicidad es selectiva; no nosotros con ella, sino ella con nosotros. Sospechosamente te llegan anuncios de videojuegos y de miniaturas. Pues la culpa es tuya, que lo sepas.
Desde dónde escribes, dónde te estás tomando un helado, qué estás comiendo. El sueño húmedo del Partido de 1984, sólo que lo hacemos voluntariamente. No hace falta condicionamiento, ni un Gran Enemigo, ni la habitación 101. Fichamos en el VIP'S, le hacemos una foto a lo que hemos comido, nos vamos de compras a Zara (nos enviaron un mail con 5% de descuento) y avisamos a todos nuestros contactos de que dos tipos se lo estaban montando en el probador de al lado.
Cuántos idiomas hablas, qué estudiaste, quiénes son tus familiares, con quién estás saliendo. Qué series te gustan, qué odias, dónde has trabajado. Así es normal que Google quiera hacer una red social, lo que hay ahí vale jodidos millones. Aunque les haya salido el tiro por la culata.
En fin, yo seguiré aquí esperando a que se pueda descargar la conciencia de uno en un cuerpo robótico. Mientras tanto seguiré dándole a los videojuegos, que de eso se trataba, no? Y, en un impresionante ejercicio de auto insulto, con este blog sólo consigo ser una oveja más del gran rebaño. Al menos me lo paso bien insultando a las desarrolladoras, y pienso, ingenuamente, que lo que yo hago no les sirve de nada, que soy una especie de antisistema. Bobo.
"...seguiré aquí esperando a que se pueda descargar la conciencia de uno en un cuerpo robótico..."
ResponderEliminarCYLON DETECTED.
Estoy bastante de acuerdo con la entrada.
Es un tema por el cual siempre he tenido bastante respeto. Hay cosas que al final hay que aceptar sin más remedio por tu estilo de vida (PSN y XBOX LIVE en mi caso) y que les permite cotillear pero se está alcanzando el punto en que siendo en parte conscientes de la situación... dejamos que nos mangoneen como bien has comentado.
Internet es tan útil como peligroso. Es una gran fuente de información para ofertas y opiniones y otra gran fuente para liarte a comprar cosas que realmente ni te interesaban o dejarte engatusar.
Yo lo admito y habré caido muchas veces. Mismamente he comprado algún juego por, simplemente, estar en oferta y que me llamaba un poco la atención. No me arrepiento en sí pero es cierto que cuando te lo planteas ves como te has dejado "engañar".
El apartado de tenernos controlados creo que gran parte del problema viene que queremos aparentar lo que no somos. El ejemplo de hablar sobre temas cuando somos completamente ignorantes me parece muy acertado. No hay que ni irse a psicología ni a idiomas (que en este tema tengo bastante tirria a los críos que con un nivel de ESO ya dicen saber inglés) ni similares, he visto casos de gente comentando juegos, series, etc... sin haber jugado o visto por el simple hecho de que se cree un profesional del tema (e incluso los que se dedican a ello escriben análisis sin acabarse los juegos cuando creo que es lo mínimo que se debería exigirles... pero este tema alargaría todavía más mi comentario) y lo que hacen es tomar la opinión de otros o las críticas... que está bien para hacerse una idea y paliar o aconsejar dudas pero debería quedar bien claro que no lo has jugado y es sólo tu impresión por lo visto pero, eh, tengo que dármelas de entendido porque he creado esa impresión de mí.
Y otro tema parecido que me "asusta" es la cantidad de gente que veo con móvil en mano sea cual sea la situación, estando en un grupo de amigos y ver a varios ñiados con el aparato y haciendo lo mismo que harían en casa en vez de despejarse y disfrutar de otra actividad. Mismamente, hace poco que tengo un terminal con Android y 3g para probar (e intentar engancharme, todo sea dicho de paso) durante un mes. Me parece tremendamente útil entre algunas aplicaciones como el famoso Whatssap o que te surja alguna duda y poder verlo al instante. Pero no me gustaría que pasase de ahí, de casos puntuales, porque me acostumbro cada día más a ver gente enganchada a esto cuando, por ejemplo, sacan al perro que para mí es un momento para desconectar.
En fin... también es cierto que justo esta entrada me ha pillado en plena reflexión sobre mí y ciertos aspectos de mi vida y quizá sea negativa o exagerada pero para mí los mejores momentos de mi día a día es cuando los paso con mi perro, aislada de todo y de todos.
Por cierto: http://youtu.be/soH8jG_gfGQ
ñiados -> liados* =( xDD
ResponderEliminarCuando quieras te doy derechos de publicación. A mí también me pilló en un momento extraño. Además, sospechosamente estamos de acuerdo en todo...
ResponderEliminarHasta que llego al link. Pero qué mierda es ésta?
No es nada nuevo que al ser humano le gusta opinar sobre cualquier materia, independientemente de si sabe algo de ella o no.
ResponderEliminarEn mi caso mismamente, tengo a un compañero de trabajo que es sacar cualquier tema, ya sea sobre lo prolífico que era Bach, la cantidad media de pelos en la cabeza que se caen, o la autenticidad de los evangelios apócrifos, y él no tiene reparo en opinar como si acabara de realizar un estudio del tema. Y como él, muchos.
Por ello no creo que Internet nos haya dado rienda libre al libre albedrío de la opinión bajo el más puro desconocimiento; esto, como digo, no es nuevo y se lleva haciendo desde que el hombre es hombre, lo que sí ha supuesto esta revolución en la red, es facilitar el soporte para que, en vez de opinar en el desayuno con tus colegas, haga pública y a nivel mundial, su equivocación (perdón, quería decir "opinión").
Quizá lo importante sea saber contrastar esas opiniones, o mejor aun, saber ignorarlas...
Saludos, humano!
ResponderEliminarNo niego en absoluto lo que usted dice. Lo que quería reflejar era el alcance de dichas opiniones. Antes no pasaban del café, ahí quedaban esas opiniones sobre Bach. Pero ahora se escriben en, por ejemplo, el blog de El País (en los comentarios, del periodismo ya he hablado en otras ocasiones :P)y quedan registradas para que cualquiera con el tiempo libre suficiente las lea. El alcance del atrevimiento y la ignorancia (paradójicamente, estando en una red de conocimientos) nunca fue tan global.
Otro día hablaré del "saber democrático", personificado en wikipedia.
Gracias por el comentario. En efecto, saber ignorar es un arma en toda regla.