sábado, 24 de marzo de 2012

Singularity

Cuando me enteré de que este videojuego era de Activision me quedé asombrado. Yo pensaba que vivían de la entrega anual de Call of Duty, y que no se preocupaban de sacar juegos de otro tipo (con trama, una campaña larga y con distinta jugabilidad). Me equivocaba una vez más.
Singularity es un FPS, en eso no hay mucho cambio. Sin embargo, lo que al principio parece otra historieta más contra los rusos se convierte en una atractiva novela de terror/ciencia ficción, con paradojas temporales incluidas. Me explico, y sin spoliers.
Singularity te pone en la piel de un soldado estadoundense desplegado en la isla Katorga 12, un enclave ruso lleno de misterio. Tras un incidente desencadenas una serie de eventos en los que viajarás al pasado, cambiarás el presente y tomarás una importante decisión.
La mecánica shooter es la de siempre, la que garantiza Activision. Las armas son atractivas y en general útiles, y te limitas a llevar dos cada vez, lo que supone cierto componente estratégico. Lo que distingue a este FPS de los demás es el DMT, el Dispositivo de Manipulación Temporal; un cacharrito que te permite hacer virguerías y burradas, tanto con el medio como con los enemigos. Desde dar un empujón hasta hacer que envejezcan en segundos, el DMT es una de las herramientas más divertidas y útiles que he visto en un videojuego. Se activa mediante una energía particular, unas pilas que vas encontrando por las instalaciones, así que no puedes liarte a destrozarlo todo a lo loco.
Hablemos del guión. Como decía, Singularity recuerda a las novelas de ciencia ficción en su argumento. Una instalación soviética abandonada, una herramienta que permite viajar en el tiempo, una casualidad que cambia radicalmente el presente; todo esto bastante bien hilado. El final es un poco apresurado, desgraciadamente, como viene pasando últimamente con todos los juegos. Pero no decepciona.
La atmósfera está muy bien elaborada. Los laboratorios abandonados siempre son fáciles de "atmosferizar", pero ello no quita mérito al estudio Raven. Porque obviamente no sólo visitaremos un laboratorio; también un puerto, vías ferroviarias, catacumbas, edificios de administraciones, un colegio... Todo ello con ese aire de propaganda soviética que tanto me gusta, diapositivas incluidas.
El apartado sonoro es muy bueno, te mete de lleno en las instalaciones abandonadas. Los enemigos emiten unos sonidos bastante desgradables, se mantienen las voces en ruso y los efectos de sonido están currados.
Gráficamente no es la jodida rehostia, de hecho las texturas tardan un pelín en cargarse. Pero si dejas de probarlo por este detalle, sal ahora mismo de mi blog.
Los enemigos son otra de las facetas más atractivas de este título. Los hay de todo tipo, desde flacuchos zombie hasta orangutanes que cambian de fase, pasando por horribles garrapatas explosivas. No faltan los soldados rusos, ya sean del presente o del pasado, con su característico uniforme y su siempre agradable lengua. Hay también un par de final bosses, menos de los que me habría gustado, eso sí.
En resumen, Singularity es un juego que se disfruta de principio a fin. Bien hecho, con una atmósfera muy cuidada y suponiendo un soplo de aire fresco en el mundo de los shooters. Se puede adquirir a un precio ridículo en zavvy, además.

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